Poco más de media hora tardamos en recorrer los 36 kilómetros que separan Ponte de Lima de Viana do Castelo. A nuestra llegada lo primero que buscamos fue el Monte donde se encuentra el Santuario de Santa Lucía, principal visita que teníamos programada en esta ciudad.
Por fin nos encontramos frente a esta construcción concebida a imagen y semejanza del Sacre Coeur de París empezada en 1903 bajo el proyecto del arquitecto Miguel Ventura Terra fallecido en 1919, terminando su construcción bajo la dirección de Miguel Nogueira discípulo del anterior, apoyándose para los trabajos en granito en el maestro cantero Emidio Pereira Lima, terminándose de construir en 1959. El templo es de planta en cruz griega con elementos bizantinos y neo-románicos., presentando a la entrada una impresionante escultura del Sagrado Corazón de Jesús en bronce obra de Alexis Queiroz Ribero del año 1898, es decir anterior a la construcción de esta santuario.
Las vidrieras de los rosetones que son los más grandes de la Península Ibérica y los segundos más grandes de Europa, fueron hechas en el estudio de Ricardo Leone en Lisboa.
La Cúpula donde se representa la Pasión y Ascensión de Cristo es obra de Manuel Pereira da Silva.
Los dos Querubines que aparecen en el altar mayor esculpidos en mármol de Vila Viçosa, son obra del escultor Leopoldo de Almeida.
En la parte derecha nos encontraremos con la capilla de Santa Lucía y un bonita talla de la misma.
Una vez concluido el recorrido por el interior, nos encaminamos al museo y de alli subir al mirador que existe en la cúpula, primero en ascensor hasta una altura y después por una escalera de caracol totalmente al aire no recomendable para las personas que padezcan vértigo.
Una vez arriba las vistas la verdad es que son impresionantes, a tus pies tienes toda la población de Viana do Castelo asi como alguna de sus playas.
Una vez que bajamos de la cúpula nos dirigimos a la parte trasera, para ver los jardines y merendero con bancos y mesas de granito, junto con una fuente que lleva el nombre de la santa. Todo este espacio se encuentra ubicado entre la basílica y el Hotel Pousada de Santa Luzia.
Concluída la visita al Monte de Santa Luzia, nos encaminamos a visitar el Fuerte de Santiago de Barra junto a la desembocadura del río Lima.
La primera edificación se hizo en el siglo XV bajo mandato de Manuel I fue la Torre de Roqueta de planta rectangular, de estilo gótico tardío rematada con almenas para defender el puerto de los ataques piratas. En 1592 bajo el reinado de Felipe I se procedió a construir un fuerte más grande alrededor de la torre mencionada, bajo planos de Tiburcio Spanochi con planta poligonal, rodeado de foso, puente levadizo y en cada esquina una garita de vigilancia.
En el interior del mismo nos encontramos con la Sede de la Región de Turismo del alto Minho, la Escuela de Hostelería y Turismo, un faro de 1878 de seis metros de altura y fuerte colorido que aún sirve para ayudar a la navegación de la zona.
Igualmente y dentro de este recinto podemos ver la Capilla de Santiago de planta rectangular, de una sola nave y espadaña con campana a la derecha formando una construcción asimétrica.
Fuera ya del recinto del fuerte en una explanada nos encontramos con la Estátua à Mulher Vianesa obra de Manuel Rocha que representa a una mujer con el torso desnudo, portando en la mano izquierda una carabela y en la derecha una flor. La sensación por el lugar donde esta ubicada, enfrente al puerto industrial con ese color amarillo, produce una visión que no es la mas deseada para la retina.
Dejando atrás Viana do Castelo llegamos como era mi deseo justo a tiempo de ver en la playa de Esposende los últimos rayos de sol, con la particularidad de tener esos días la superluna. Era una de las puestas de sol espectacular que a todos los que nos atrae este momento, nos encantaría tenerla siempre a la vista y a la orilla de la playa decir un hasta mañana al sol, viendo como se hunde en el horizonte hasta desaparecer.
Llegada al apartamento, recoger las pocas cosas que nos quedaban por el medio ya que a la mañana siguiente partiríamos para Madrid y como consecuencia el fin de otro bonito viaje.