Nos despedimos de la Plaza de la Catedral para dirigirnos por la calle de Los Amantes para visitar la torre de San Martín y después dirigirnos a la de El Salvador.
Ambas torres se encuentran ligadas por una leyenda. Se dice que Omar y Abdalá que eran dos jóvenes Alarifes (maestros de obras) mudéjares de Teruel transcurriendo el siglo XIII, que decidieron hacer una apuesta para ver cual de los dos se hacía con el amor de una hermosa dama igualmente mudéjar llamada Zoraida de la cual estaban enamorados ambos, construyendo cada uno una torre, contando la leyenda que ambas fueron terminadas en un año. Omar la de San Martin y Abdalá la Torre de el Salvador.
Una vez concluidos ambos monumentos, un jurado dió la victoria a Abdalá al comprobarse que su torre tenía una verticalidad más perfecta que la de Omar, por lo que el primero consiguió la mano de Zoraida. Aunque Omar había terminado antes su torre y siendo tan bella como la Abdala, sin embargo estaba algo inclinada.
Viendo su doble derrota y en su desesperación decidió quitarse la vida arrojándose desde lo alto de la torre que había construido, es decir la de San Martín.
La torre de San Martin nos la encontramos en la Plaza de Pérez Prado en la cual desemboca la Calle de Los Amantes. La plaza en cuestión es producto de las obras llevadas a cabo por el francés Quinto Pierres Vedel entre 1549 y 1551. Durante las mencionadas obras, aparte de reforzar las esquinas de la parte inferior de la torre que se encotraba bastante deteriorada por las humedades, con un contrafuerte en forma de talus aumentando el saliente y la base en que apoya la misma, se compraron las casas adosadas al Monasterio de la Santísima Trinidad para derribarlas y formar la plaza citada.
Esta torre se construyó entre 1315 y 1316, presentando la típica estructura de los alminares almohades, es decir dos torres en la una envuelve a la otra y entre ambas se encuentra la caja de escaleras, y en parte inferior presenta al igual que la de San Pedro y la de la Catedral un arco de bóveda apuntada que facilita el paso de los viandantes desde la plaza al antiguo Portal de Daroca hoy llamado de la Andaquilla, por el cual según la tradición pasó D. Juan de Marcilla cuando volvió de las guerras contra los moros en busca de Isabel de Segura, historia que ya narré en un capítulo anterior. De la torre solo se pueden observar tres de sus lados, toda vez que el cuarto esta adosado a la Iglesia del mismo nombre.
Desde aquí continuamos la visita guiada hacia la Torre de El Salvador. Por fin divisamos la citada torre encajonada entre casas por lo que su contemplación es bastante complicada así como fotografiarla, lo cual me produció una enorme desilusión. Al igual que la de San Martin está compuesta por dos torres, una envolviendo a la otra y entre ambas la caja de escaleras. Los entendidos en arte mudéjar dicen que la ornamentación es mejor que la de San Martin con un aspecto mas desarrollado por lo que se cree que su construcción puede datar de la segunda o tercera década del siglo XIV.
Ambas torres ha sido clasificadas por la UNESCO como Patrimonio Mundial de la Humanidad.
Terminada esta visita, nos dirigimos al Paseo Óvalo para comtemplar lo que sería el punto del final de esta pequeña excursión guiada.